La #NuevaNormalidad se ha instalado y permanecerá. Pero hasta que el adjetivo “nueva” desaparezca y quede solo el sustantivo “normalidad”, viviremos un tiempo indeterminado de ajuste, más o menos largo y traumático según personas, sectores, países o profesiones. Cual pandemia, vivimos un tiempo de crecimiento tecnológico exponencial ¬confluyen la disrupción de software y hardware¬ que generará una distorsión de casi todo.
En el nuevo mundo híbrido (digital y físico interconectados), caracterizado por la abundancia de información y su ubicuidad, aquello que era garantía y seguridad en el mundo físico (activos tangibles y cuantitativos: materias primas, instalaciones, plantillas, producciones, capital…) pierde validez.
Ahora es la información y su gestión la ventaja competitiva principal; y la información es un activo líquido e intangible, como también lo son la marca, la reputación, el talento, la innovación, la credibilidad y la confianza, que ganan enteros. Rita Gunther McGrath ya evidenció como, en un mundo en permanente cambio, solo podemos obtener ventajas competitivas transitorias a través de plataformas y comunidad, propósito y cultura.
En esta “pre-normalidad” vivimos una polarización creciente de la comunicación. En un polo, prevalece una comunicación efímera, superficial y a veces poco ética, que considera que ganar reputación consiste en comprar likes, influencers, seguidores, recomendaciones, apariciones en medios… (se ha generado un mercado muy organizado en torno a todo esto). En el otro polo, una comunicación sostenible, que empodera a las personas, se sustenta en la cultura de la empresa, su misión y propósito, y coloca el storydoing por encima del storytelling.
Las marcas hoy son digitales. A mayor proporción de lo digital, mayor valor adquiere la comunicación como elemento vertebrador y valor diferencial de la cultura de una compañía.
La comunicación está en todas las áreas de la organización, desde marketing a recursos humanos; desde los departamentos productivos a los de innovación y estrategia; desde la gestión financiera al compliance y la responsabilidad social corporativa.
Consustancial al ADN del CEO y a su manera de ser y hacer empresa, la comunicación es la columna vertebral de su equipo de dirección y la herramienta necesaria para gestionar un activismo de marca basada en valores. Ahora que cobra fuerza la gestión por misiones y el propósito corporativo transformador, la comunicación es la pieza central para que esto sea posible. En el Manifiesto Commstribe quedan reflejadas estas ideas, animo a aquellos/as que no lo conozcan, que lo lean y compartan si coincide con sus visiones.
Hay ocho verbos que definen la forma de hacer una comunicación sostenible basada en las personas y en una filosofía a largo plazo, con autenticidad y honestidad:
Profundizar en cada uno de estos conceptos será el foco de próximos artículos. Solo si somos conscientes del poder de la comunicación y de la importancia de la ética en su gestión, seremos capaces de dar pasos a un mundo más inclusivo y sostenible, donde prevalezca una filosofía a largo plazo y de valor compartido, en el que la tecnología y lo digital pueden ser los mejores aliados para hacer más con menos, y hacerlo mejor.
Y tú, ¿qué verbos añadirías a la lista? ¿Nos ayudas a modelizar la comunicación sostenible del nuevo mundo híbrido?
Header image by Gerd Altmann en Pixabay Post image on Freepick
Más información sobre el autor Marga Fernández
Necessary cookies are absolutely essential for the website to function properly. This category only includes cookies that ensures basic functionalities and security features of the website. These cookies do not store any personal information.
Any cookies that may not be particularly necessary for the website to function and is used specifically to collect user personal data via analytics, ads, other embedded contents are termed as non-necessary cookies. It is mandatory to procure user consent prior to running these cookies on your website.